miércoles, 22 de febrero de 2017

CONSEJOS PARA CONTROLAR AL NIÑO COLÉRICO



Nuestros hijos son diferentes, no podemos compararlos, ni exigirles que cambien fu forma de ser. Unos son sociable, otros melancólicos, otros coléricos y otros más tranquilos. Los padres saben identificar la diferencia, pero no saben  qué hacer o cómo actuar. ¿Te ha preguntado por qué los hijos son tan distintos el uno del otro?

Bueno, todos tenemos una carga genética que forma parte de nuestra personalidad, de lo que somos como personas y la transmitimos a nuestros hijos. Es decir, de generación en generación transmitimos parte de nosotros y esto se va perpetuando. Transmitimos creencias, valores, ideas y en la parte biológica la personalidad. No solo transmitimos rasgos físicos, sino también el temperamento.

Es por esta razón que se hace necesario conocer desde temprana edad cómo son nuestros hijos para aprender a tratarlos según su sensibilidad. La autora del  libro “Enriquezca su Personalidad.Para padres”, Florence Littauer, dice que conocer los temperamentos de los hijos nos permite conocer las fortalezas y debilidades de cada uno, pero a la vez, identificar y comprender el tipo de personalidad de  cada hijo ayuda para  criarlo, disciplinarlo y motivarlo mejor.En esta ocasión nos centraremos en el niño de  personalidad autoritaria o colérico. En el caso de los niños coléricos, Littauer hace estas caracterizaciones:

De bebés son: vivaces, extrovertidos, aventurero, precoz. Pero sus debilidades: demandantes, bulliciosos, arroja cosas, no duerme. De más grandes son: autosuficientes, atrevidos, trabajadores, confiables, pero su debilidades: manipulador hace rabietas, inquieto, insistente, polémico, terco.

La necesidad  básica o que requiere este niño es el control. Estos niños siempre tienen la necesidad de controlar algo, así que es mejor darle algo que controlar dentro de sus cosas, pero no dentro de  la vida del adulto. Si no tienen el control de algo irán a la escuela y pelearán con los compañeros y hasta con la maestra. Estos niños necesitan estar ocupados para sentirse bien. Si están ocupados no se meterán en problemas, pero si están sin hacer nada, provocarán todo tipo de desorden, aún en la escuela.

Este niño además es de buen comer, pero no es glotón. Le gusta carne y alimentos duros de masticar. Como es muy activo  y tiene mucha energía necesita dormir bien para luego sentirse con nuevas fuerzas.

En lo emocional
Es muy persistente en lo quiere, insiste tanto que sus padres termina cediendo para no fastidiarse, con lo cual se corre el peligro de que el niño piense que puede obtener lo que quiere.

Este niño es intenso, impulsivo y con mucha energía. No se cansa fácilmente, disfruta de los retos y no se rinde hasta lograrlo, sino que se esfuerza más. No le gusta perder y por eso se mide frecuentemente con otros.

Muestra su cariño con golpes y empujones. Le gustan los juegos bruscos, se tira al piso y se revuelca y si alguien se queja de su brusquedad él dice que solo iba pasando y no quiso empujar. No le gusta que le vena llorar y se enoja fácilmente cuando las cosas no salen como él quiere.

En lo social
Al ser muy fuerte los demás niños pueden admirarle o temerle. Muchas veces cuando quiere algo y no le dan o le contradicen se pone muy enojado y su rostro es rígido y lleno de ira. Los demás terminan cediendo por miedo a sus reacciones.

Al ser un gran líder, los demás lo siguen. El establece las reglas de juego y toma las decisiones. Si hay disputas él lo arregla. Goza mucho recibiendo y mandando a los demás. En la casa él es el que quiere mandar y puede hacerlo solo con la mirada.

Con los padres
A los niños coléricos les gusta poner a sus padres en situaciones embarazosas. Se sienten felices y satisfechos si los hacen enojar. Siempre tratan de someter a los adultos, quieren tenerlos bajo su control. Si se los castiga ya están buscando una forma de hacerles más difíciles a los padres. En su mente hay el criterio de que para ellos no hay consecuencia a sus actos.

En la escuela
Toma con mucha seriedad su trabajo. Se enfoca en los proyectos, no se distrae y se llena de mucho entusiasmo. Cada trazo con el lápiz es fuerte,  determinante y bien marcado. En sus tareas no le interesan los detalles, simplemente lo hace y nada más.
Si la maestra no se gana su respeto, él le estará retando constantemente. Es como si dijera:" muéstrame que eres la autoridad y sabes más que yo". Puede ser una verdadera pesadilla para la maestra.

Recomendaciones para tratarlo
Rosa Barocio, capacitadora de maestros, realiza las siguientes recomendaciones al tratar con este tipo de niños:
1. Los padres deberán ser ejemplo de autocontrol frente a ellos. Estos niños necesitan de padres y maestros que le enseñen a desahogarse sin lastimarse ni lastimar a los demás. Los adultos deben permanecer impasibles ante sus rabietas. Si el adulto no se calma se le está dando pie al niño para que grite, golpee, zapatee. Además se alimenta su ira. Esta ira es algo de su temperamento, pero necesita aprender a controlar, no es algo que desaparezca porque es parte de su gen. Se le puede decir: “Esta bien que estés enojado, pero no se puede patear los muebles, escupir a tu hermana, pero puedes gritar en tu cuarto, correr por el jardín, puedes estar solo y sentir tu enojo”. Luego cuando estés tranquilo se puede hablar de lo que paso para ver si se busca una solución, si tiene la razón.
2. Deben ser firmes y cumplir lo que dicen. Necesita de adultos que no cedan a sus rabietas o caprichos. Solo la firmeza y autoridad con que actúa el adulto, ayudará a que se controle.
3. Pedirle las cosas por la buena. Si se le grita o se le golpea rápidamente se pone a la defensiva. Hay que pedir en vez de demandar para no entrar en discusión.
4. Ayudarlo a desarrollar la empatía. Hay que hablar con él para que pueda entender lo que los demás sienten cuando actúa de forma dura.
5. Darle actividades físicas que lo desgasten. Hay que desgastarlo para cosas buenas de tal modo que su energía no se desborde en las personas.
6. Proporcionarle retos. Lo centra y lo mantiene en equilibrio al tener retos .El tener obstáculos lo lleva al límite de sus fuerzas. Así se da cuenta que aún tiene muchas cosas que aprender y que no lo sabe todo.
7. Las maestras deben ser firmes pero justas con este niño. Deben inspirar respeto, autoridad, ya que ellos necesitan admirar sus habilidades, conocimiento  y tener seguridad de su presencia. Además estos chicos necesitan pocos límites o reglas. Si el maestro poner reglas rígidas y no las hace cumplir, el niño puede convertirse en su gran piedra, puede portarse grosero y rebelde. Es necesario no tratar de cambiarlo o someterlos, si se quiere que cooperen. Hay que de verdad reconocer sus habilidades y fuerza. No les gusta el halago, sobre todo si son más grandes, porque ya saben que es  hipocresía o falsedad. Si se le da responsabilidades, o se le toma en cuenta, el niño se relaja saca lo mejor de sí, muestra su corazón de oro y servicial. Hay que darles  algo que les haga sentirse importantes y  se canalice su sentido de liderazgo de forma positiva. Hacerle leer sobre personajes notables le ayudar a permanecer humildes y a mantener su orgullo en regla. Los personajes notables le producen admiración, pasión a aspiraciones elevadas.

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