Nuestros
hijos son diferentes, no podemos compararlos, ni exigirles que cambien fu forma
de ser. Unos son sociable, otros melancólicos, otros coléricos y otros más tranquilos.
Los padres saben identificar la diferencia, pero no saben qué hacer o cómo actuar. ¿Te ha preguntado
por qué los hijos son tan distintos el uno del otro?
Bueno,
todos tenemos una carga genética que forma parte de nuestra personalidad, de lo
que somos como personas y la transmitimos a nuestros hijos. Es decir, de generación
en generación transmitimos parte de nosotros y esto se va perpetuando. Transmitimos
creencias, valores, ideas y en la parte biológica la personalidad. No solo transmitimos
rasgos físicos, sino también el temperamento.
Es
por esta razón que se hace necesario conocer desde temprana edad cómo son
nuestros hijos para aprender a tratarlos según su sensibilidad. La autora
del libro “Enriquezca su Personalidad.Para padres”, Florence Littauer, dice que conocer los temperamentos de los
hijos nos permite conocer las fortalezas y debilidades de cada uno, pero a la
vez, identificar y comprender el tipo de personalidad de cada hijo ayuda para criarlo, disciplinarlo y motivarlo mejor.En
esta ocasión nos centraremos en el niño de personalidad autoritaria o colérico. En el caso
de los niños coléricos, Littauer hace estas caracterizaciones:
De
bebés son: vivaces, extrovertidos, aventurero, precoz. Pero sus debilidades: demandantes,
bulliciosos, arroja cosas, no duerme. De más grandes son: autosuficientes, atrevidos,
trabajadores, confiables, pero su debilidades: manipulador hace rabietas, inquieto,
insistente, polémico, terco.
La
necesidad básica o que requiere este niño
es el control. Estos niños siempre tienen la necesidad de controlar algo, así
que es mejor darle algo que controlar dentro de sus cosas, pero no dentro de la vida del adulto. Si no tienen el control de
algo irán a la escuela y pelearán con los compañeros y hasta con la maestra. Estos
niños necesitan estar ocupados para sentirse bien. Si están ocupados no se meterán
en problemas, pero si están sin hacer nada, provocarán todo tipo de desorden,
aún en la escuela.
Este
niño además es de buen comer, pero no es glotón. Le gusta carne y alimentos
duros de masticar. Como es muy activo y
tiene mucha energía necesita dormir bien para luego sentirse con nuevas
fuerzas.
En lo emocional
Es
muy persistente en lo quiere, insiste tanto que sus padres termina cediendo
para no fastidiarse, con lo cual se corre el peligro de que el niño piense que
puede obtener lo que quiere.
Este
niño es intenso, impulsivo y con mucha energía. No se cansa fácilmente, disfruta
de los retos y no se rinde hasta lograrlo, sino que se esfuerza más. No le
gusta perder y por eso se mide frecuentemente con otros.
Muestra
su cariño con golpes y empujones. Le gustan los juegos bruscos, se tira al piso
y se revuelca y si alguien se queja de su brusquedad él dice que solo iba pasando
y no quiso empujar. No le gusta que le vena llorar y se enoja fácilmente cuando
las cosas no salen como él quiere.
En lo social
Al
ser muy fuerte los demás niños pueden admirarle o temerle. Muchas veces cuando
quiere algo y no le dan o le contradicen se pone muy enojado y su rostro es rígido
y lleno de ira. Los demás terminan cediendo por miedo a sus reacciones.
Al
ser un gran líder, los demás lo siguen. El establece las reglas de juego y
toma las decisiones. Si hay disputas él lo arregla. Goza mucho recibiendo y mandando
a los demás. En la casa él es el que quiere mandar y puede hacerlo solo con la
mirada.
Con los padres
A
los niños coléricos les gusta poner a sus padres en situaciones embarazosas. Se
sienten felices y satisfechos si los hacen enojar. Siempre tratan de someter a
los adultos, quieren tenerlos bajo su control. Si se los castiga ya están buscando
una forma de hacerles más difíciles a los padres. En su mente hay el criterio
de que para ellos no hay consecuencia a sus actos.
En la escuela
Toma
con mucha seriedad su trabajo. Se enfoca en los proyectos, no se distrae y se
llena de mucho entusiasmo. Cada trazo con el lápiz es fuerte, determinante y bien marcado. En sus tareas no
le interesan los detalles, simplemente lo hace y nada más.
Si
la maestra no se gana su respeto, él le estará retando constantemente. Es como si dijera:" muéstrame que eres la autoridad y sabes más que yo". Puede ser una
verdadera pesadilla para la maestra.
Recomendaciones para tratarlo
Rosa Barocio, capacitadora de maestros, realiza las siguientes recomendaciones al tratar con este tipo de niños:
1.
Los padres deberán ser ejemplo de autocontrol frente a ellos. Estos niños
necesitan de padres y maestros que le enseñen a desahogarse sin lastimarse ni
lastimar a los demás. Los adultos deben permanecer impasibles ante sus rabietas.
Si el adulto no se calma se le está dando pie al niño para que grite, golpee, zapatee.
Además se alimenta su ira. Esta ira es algo de su temperamento, pero necesita
aprender a controlar, no es algo que desaparezca porque es parte de su gen. Se
le puede decir: “Esta bien que estés enojado, pero no se puede patear los muebles,
escupir a tu hermana, pero puedes gritar en tu cuarto, correr por el jardín,
puedes estar solo y sentir tu enojo”. Luego cuando estés tranquilo se puede
hablar de lo que paso para ver si se busca una solución, si tiene la razón.
2.
Deben ser firmes y cumplir lo que dicen. Necesita de adultos que no cedan a sus
rabietas o caprichos. Solo la firmeza y autoridad con que actúa el adulto,
ayudará a que se controle.
3.
Pedirle las cosas por la buena. Si se le grita o se le golpea rápidamente se
pone a la defensiva. Hay que pedir en vez de demandar para no entrar en discusión.
4.
Ayudarlo a desarrollar la empatía. Hay que hablar con él para que pueda entender
lo que los demás sienten cuando actúa de forma dura.
5.
Darle actividades físicas que lo desgasten. Hay que desgastarlo para cosas
buenas de tal modo que su energía no se desborde en las personas.
6.
Proporcionarle retos. Lo centra y lo mantiene en equilibrio al tener retos .El
tener obstáculos lo lleva al límite de sus fuerzas. Así se da cuenta que aún
tiene muchas cosas que aprender y que no lo sabe todo.
7.
Las maestras deben ser firmes pero justas con este niño. Deben inspirar respeto,
autoridad, ya que ellos necesitan admirar sus habilidades, conocimiento y tener seguridad de su presencia. Además
estos chicos necesitan pocos límites o reglas. Si el maestro poner reglas rígidas
y no las hace cumplir, el niño puede convertirse en su gran piedra, puede
portarse grosero y rebelde. Es necesario no tratar de cambiarlo o someterlos, si
se quiere que cooperen. Hay que de verdad reconocer sus habilidades y fuerza. No
les gusta el halago, sobre todo si son más grandes, porque ya saben que es hipocresía o falsedad. Si se le da
responsabilidades, o se le toma en cuenta, el niño se relaja saca lo mejor de sí,
muestra su corazón de oro y servicial. Hay que darles algo que les haga sentirse importantes y se canalice su sentido de liderazgo de forma
positiva. Hacerle leer sobre personajes notables le ayudar a permanecer humildes
y a mantener su orgullo en regla. Los personajes notables le producen admiración,
pasión a aspiraciones elevadas.
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