Necesitamos saber que muchas
veces es necesaria la confrontación con verdad y amor dentro del matrimonio y
de las relaciones en general. Cuando nos confrontan recibimos grandes beneficios para nuestras vidas
y relación.
Confrontar significa volver la cara hacia la relación y hacia la
persona; es decir se encuentran cara a cara.
En la confrontación, las personas
enfrentan su relación y tratan un aspecto en conflicto para resolverlo juntos.
La intención siempre será mejorar la relación, profundizar la intimidad, crear
amor y respeto entre las personas. A continuación siete beneficios de una buena
confrontación:
1. Preserva el amor en cualquier relación.
Nunca tenga miedo de confrontar. No tenga miedo que su esposo o esposa se
enoje.Nunca tenga miedo que los amigos o la familia se enojen. El objetivo de una confrontación no es enojar ni fastidiar a la otra
persona, sino más bien llamarla a la realidad. Por eso un elemento efectivo son
las confrontaciones en amor. Las conversaciones con límites motiva e
impulsa solo el amor. Poner límites protege la relación de elementos dañinos.
El amor siempre necesita ser protegido.
Hay algunos factores pueden
contaminar la relación: La falta de atención, las actitudes defensivas o de control,
la inmadurez y el egoísmo. Hay que atender estos asuntos de inmediato para
evitar que dañen las relaciones.
2. Para que no haya alejamiento. Las
confrontaciones sanas preservan las amistades y une a las personas que por una
y otra razón se han distanciado. Es saludable plantear y resolver los problemas
a tiempo. Esto es indicio de salud en la relación .Siempre debemos ser francos
con los demás, quedarse callado solo cierra el corazón y el conflicto sigue sin resolverse. En pareja
en fundamental hablar. Es fundamental tomar decisiones conjuntas para evitar que el otro se sienta excluido y
herido. Cuando no podemos resolver los conflictos, simplemente nos hallamos desconectados
el uno del otro. La materia fundamental de las relaciones es el amor. Por eso, el primer paso que se debe dar es sentarse a conversar para poner fin a los desacuerdos.
Las personas tienen que ver como restaurar la relación de manera amorosa. Si no se
habla surgirán sentimientos de ira, dolor, tristeza. Nunca hay que ignorar los
conflictos en ningún tipo de relación, pues lo único que generan es desconexión.
3. La confrontación nos da poder.
Nos da la capacidad de escoger opciones y hacer valiosos cambios en nuestras
vidas. Tenemos la responsabilidad de influir en las personas para que sean lo
mejor posible. Si bien es cierto, muchas veces no sabemos cómo enfrentar una situación
difícil, también es cierto que podemos
hacer mucho para promover los cambios. No podemos resignarnos y tomar una
actitud de pasividad. Si no hablamos nos hundiremos más en estos sentimientos.
No debemos rendirnos interiormente, las cosas sí pueden cambiar. Hay que aprender
a confrontar de manera amable, directa y efectiva. Fuimos creados para las
relaciones, pero también para actuar en ellas.
4. Resolver un problema. Las
cosas mejoran cuando exponemos los problemas a la luz. Ignorarlos los empeora,
ya que los problemas por sí solos no desaparecen. Lo que se ignora no tiende a
solucionarse. Por eso las conversaciones son tan importantes. Conversar y poner
límites permite resolver un problema que a las dos personas les tiene separadas.
Cuando el problema se resuelve, los dos pueden seguir adelante. Esto se aplica para
toda situación: insinuaciones de un enamorado, irresponsabilidades de un esposo
o esposa, demandas irreales del jefe. “Deja de enojarte tanto” “Quiero que
pases más tiempo conmigo “. Cuando se inicia una conversación que pone límites
no quiere decir que hay insatisfacción con la otra persona, sino que hay un
problema no resuelto que mantiene separadas a las personas.
5. El crecimiento se construye.
La confrontación sana ayuda a las personas a crecer emocionalmente y
espiritualmente y en su relación. Cuando se plantea el problema alguien de
seguro va a cambiar. Quizás usted o el otro esté equivocado, pero al hablar del
problema, las cosas cambian y no siguen siendo igual. Uno de los dos recibe
ayuda para ser mejor persona. Tener conversaciones que establecen un límite
ayuda a crecer a la persona y nos alerta sobre lo que está haciendo y cómo esta
conducta nos puede estar afectando. Es una llamada de alerta a alguien que está
ocultando un problema. En una relación debe haber amor y verdad, caso contrario
la persona se vuelve inmadura y demasiado cómoda.
6. La realidad se aclara. Cuando
confrontamos a la persona podemos ver a la otra persona tal cual es. El no
confrontar solo hace que se vean las
cualidades negativas de una persona. Cuando se confronta correctamente podemos
vernos como adultos con alternativas y libertad. El temor a la reacción del
otro se debilita.
7. Cuando evitamos ser parte del
problema. Si no somos parte de la solución, somos parte del problema. Tenemos
la responsabilidad de confrontar. Si confrontamos, aunque el otro ignore la advertencia,
no participamos de su autodestrucción. Debemos ayudar al otro a tomar
consciencia de lo que está haciendo y de sus posibles efectos.
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