La
escuela es un espacio para aprender nuevas habilidades tanto académicas como
sociales, sin embargo también es un
lugar que provoca estrés en los niños. En muchas ocasiones puede surgir
un miedo o fobia ir a la escuela. Las
demandas de padres y maestros provocan estrés, se produce ansiedad frente a los
exámenes y el temor al fracaso escolar.
Si
no rinden como se debe, los niños pueden no querer ir al colegio o ir obligado,
esto les sitúa en una desventaja frente a sus compañeros. En niños de 5 a 6
años por lo general hay un deseo de no querer ir a la escuela porque no le
gusta lo que se hace.
También
los niños sienten ansiedad por la valoraciones que se hace de cada alumno y son
etiquetados de retaso mental, problemas
de lenguaje, etc. Esto impacta en toda su vida escolar.
Hay
que estar atentos a los primeros tiempos escolares ya las primeras dificultades
como: peleas, caídas, conflictos como roturas de juguetes o aspectos
relacionados con la interacción con sus compañeros.
De 3
a 6 años los niños se muestran dudosos retraídos, ansiosos, tensos, inmóviles, en sus primera
interacciones con el grupo nuevo y formal. Todo dependerá del temperamento para
que se dé una adaptación inicial. Si el niño es emocional se estresa, pero si
es sociable esto lo amortigua.
Los
niños caprichosos y poco razonables, dependientes de los padres, llorones
tienen más dificultad. Los sociables están acostumbrados a tratar con otros
adultos y niños y se adaptan bien.
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En
niños de 2 a 6 años los síntomas de estrés son:
• Conductas regresivas: chuparse el
dedo, mojar la cama comerse unas, etc.
• No querer hablar con nadie.
• Incapacidad de concentrarse en
tareas, desmotivación.
• Perder sueño y apetito.
• Irritabilidad inexplicable.
• Quejas: dolor cabeza, barriga.
• Problemas con compañeros clase.
Los
cambios de colegio se experimentan de igual manera. Las niñas se centran más en
las tareas y se comunica menos con los otros chicos, buscan la seguridad del
profesor.
Ahora,
lo que puede favorecer a la adaptación tiene que ver con las prácticas de
disciplina y expectativas de los padres en la educación de sus hijos. Por eso
una disciplina basada en un lenguaje duro y castigo físico y bajas expectativas
en el desarrollo del niño pueden provocar agresividad y rechazo de los iguales.
Si no se disciplina correctamente, más la
desobediencia del niño, llevan a no saber autorregularse y fracasa en
habilidades sociales.
Los
niños temen a las demandas escolares.
Es la primera fuente de estrés. Le preocupa las otras, las exigencias de las
tareas en casa. La segunda fuente de estrés son las interacciones sociales,
sobre todo para las chicas. Tienen miedo a sentirse solas en clase o en el
recreo. La tercera fuente de estrés es el trato con los profesores que puede
mostrar favoritismos.
La
disciplina en clase es percibida como fuente de estrés sobre todo por lo
varones y más por lo más pequeños. Temen la reprimenda o castigo público, tener
dificultades con la profesora o profesor. Otros estresores son las actividades
extras, hablar en público más para las chicas.
Fracasar
en el rendimiento escolar es un estresor importante incluso a los 7 u 8 años y
causa de consulta psicológica, dificulta la adaptación y la aceptación de los
otros. Las demandas escolares ponen a prueba sus capacidades y desafía en
varios frentes.
Además
pueden haber niños muy desmotivados por en los
estudios. En esos casos si ya es grande se le puede mandar a trabajar y
allí él mismo madura y entrará a estudiar
luego y si no se interesa pese al
apoyo de padres por el estudio es mejor dejar que fracase y que siga con los
estudios a su ritmo.
Un
caso muy particular a tomar en cuenta son los niños cuya conducta no
está bien establecida a los 6 o 7 años. Ellos
pueden oponerse, negarse y ser rebeldes ante la exigencia escolar y no llevar
los trabajos, los libros a la escuela, no realizar tareas en el aula.
Abiertamente rehúyen al trabajo escolar.
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Esta
rebeldía más la incapacidad del niño impulsivo, hiperactivo, inmaduro, hace que
se sientan aburridos y no soporten la escuela. Por lo general se levantan,
molestan, se aburren.
A estos niños hay que:
·
Crearle hábitos de trabajo,
·
Actividades extra, de forma controlada y
socializada,
·
Organizando con detalle la, actividad del niño y
los tiempos libres.
·
Familiariza al niño con la escuela, llevándola a
conocer y hablando con amiguitos que asisten allí.
·
Siempre hablar de forma positiva de la escuela,
indicando en que es un paso para aprender cosas nuevas y valiosas.
·
Acostumbrar al niño a actividades que se pueden
desarrollar en escuela e incluso con el
material y trabajar con tiempos en dibujo libre, recortar cosas, leerle cuentos,
modelar plastilina, etc.
·
Padres deben estar en contacto con profesores los primeros años
de escolaridad, ya que los inicios de como afronte el trabajo escolar son
determinantes para su éxito.
·
Pedir al niño que cuente como le fue en su día
escolar y le muestre materiales y productos terminados. El valor que dan los
padres a aquello que hace el niño en la escuela impacta en la motivación de
este para el trabajo escolar.
·
Hacer comprender que lo importante es hacer el
trabajo escolar diario y esforzarse, aunque no se consigan resultados eficaces
al inicio.
·
No proyectar en los niños ansiedades o
perfeccionismos en cuanto a dominar algo.
·
Afrontar los resultados incompletos con
relajación, haciendo entender al niño que se le quiere y que es muy importante
para el padre y que le van a ayudar a enfrentar las dificultades.
·
En caso de niños desobedientes e inmaduros, que
actúan como si tuviesen menos edad, se debe mantener el cariño y la valoración.
Se debe tener paciencia en el proceso de su aprendizaje ya que este tipo de niños adquieren competencias
con más lentitud y esfuerzo que otros. Debe recibir clase extracurriculares,
más atención personalizada por el profesor con adaptaciones curriculares que le
permitan ir a su ritmo.
Lo
que se debe evitar:
·
Debe evitarse de forma tajante que el niño se
quede en la casa, ya que es una conducta inadaptada para controlar el ambiente.
·
Se deberá sobreproteger excesivamente al hijo
dejándole en casa o reforzando este comportamiento dependiente o temeroso. Se
debe dar al niño más bien un programa alternativo.
En cuanto a las dificultades de aprendizaje,
se puede ver niños que no están interesados en aprender a leer ni las
matemática porque no tienen esas capacidades. Son niños inquietos que buscan la actividad física, quieren
conocimientos sobre animales o coches o con interés lúdicos.
Otros
niños tienen déficit o dificultades para
la escritura matemáticas, son materias esenciales que si no las dominan están
destinados al fracaso y difícil adaptación. Estos niños están en la media de
inteligencia, no presentan daño cerebral. No aprenden de la misma manera que
los otros, pero necesitan procedimientos de instrucción más potentes y más
individualizados. Puede parecer perezoso y sin motivación. Si no aprende se
frustra y se siente capaz de aprender.
A los
6 y 7 años de edad el niño ya se da cuenta del éxito o fracaso suyo. El éxito
ayuda a incrementar el auto concepto positivo y sensación de auto eficiencia y
se consigue capaz de conseguir futuros éxitos en el futuro. El fracaso
disminuye la confianza en sí mismo para lograr éxitos futuros y forma una
visión pobre de sí mismo y negativa.
Los
padres pueden hacer mucho para ayudar a estos niños a enfrentar el fracaso
escolar. Se necesita que ambos tengan claridad del problema .Muchas veces
niegan o minimizan el problema y no ayudan a resolverlo; en otros casos suele
culparse de sus fracasos o se lamenta. También muestra incomprensión ¿Por qué
no puedes aprender como tu hermana? Tratan de huir o levarlo al psicólogo.
Si el profesor hace una valoración del alumno, esto pesa en
la aceptación social y preferencia que muestran los compañeros. Muchos niños
rechazados a esas edades escolares son
niños con dificultades de aprendizaje y fracasos escolares.
Lo
que puede hacer los padres:
·
Apoyar con cariño que compense la
desvalorización del niño y dedicarle tiempo.
·
Animar y destacar sus aspectos fuertes: deporte,
juegos, habilidades, destrezas manuales, interés, etc.
·
Demostrar que se le acepta como
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