Para el niño la pelea con sus hermanos desde los cinco años hasta la adolescencia es un gran estresor. Las peleas en sí no son malas ya que les ayudan a saber cómo resolver conflictos. Muchas veces surge una competencia por la atención de los padres. Cada hijo va creando su propio papel dentro de la familia. Los padres deben respetar las diferencias de cada hijo y tratarlos por igual en todo.
En la infancia una manera hábil de resolver los conflictos es acomodarse a los requerimientos de los pares para recibir elogios y asegurar el afecto por eso los hijos aceptan las directrices de los padres. A medida que crecen, los hijos tienen que resolver los conflictos de sus hermanos, pero ya lo hacen de otra manera, ya que aprenden nuevas estrategias para manejar peleas y porque surgen otros conflictos en sus vidas como colegio, amigos, novios.
Los conflictos entre hermanos se dan más entre hermanos muy cercanos en edad y distinto género. Niños y niñas muestran distintas pautas de juegos e interacción social. Las diferencias en temperamentos, habilidades, gustos, dificultan la relación a edades iniciales.
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Los niños a edades iniciales son egocéntricos e impulsivos en la negociación con otros niños. Es muy frecuente que un hermano intente controlar la conducta del otro, pero como carecen de las habilidades para negociar y ver el punto de vista del otro, cada uno intenta dominar al otro, mediante peleas. Ejemplo de ello es cuando: el uno desbarata el juego del otro, dice algo al pasar, etc.
Hay temor y enfado ante una conducta agresiva de un hermano. Puede llegar a ser estresante si un hermano mayor molesta o pega a su hermana menor. El menor puede convertirse en llorón y querer estar solo con la madre. Para el mayor esas peleas no tendrán mucha importancia y emitirá comentarios como: “Que aprenda a no coger mis cosas”, “Para demostrarle a esa tonta que no puede mirarme así”. Para los padres será difícil porque tendrán que estar juntos para que no peleen o ponerlos por separado a jugar, lo cual no ayuda mucho.
¿Cómo prevenir esas peleas?
· Los padres son quienes tienen que intervenir para evitar esas pelas. La recomendación principal es que los hermanos reciban la misma cantidad de afecto de dedicación y atender las peculiaridades y diferencias de cada niño con amor.
· En caso de hermanos muy próximos en edad, diferentes temperamentos o interés, se procurará respetar las individualidades. Hay que ubicarlos en diferentes habitaciones y diferenciarlos en proyectos, actividades, etc. Esta estrategia evita las pelas por los espacios u objetos o tener la atención de los padres.
· Hay que analizar quién es el que produce los roces y tomar decisiones que los ayude a mejorar. Por ejemplo si hay tres hermanos y uno de ellos es el mayor y el que provoca el conflicto, sería bueno darle espacio al mayor para que se interrelacione con otros de su misma edad y en otras actividades y los pequeños pueden quedarse en casa sin vivir conflicto.
· También se puede crear alternativas que impliquen a los hermanos en actividades de cooperación. Pueden inscribirse en excusiones familiares donde se puedan relacionar con otros chicos y donde trabajen en actividades de cooperación. Así los chicos serán más responsables y cooperadores y menos pelas habrá.
Otras tácticas para los padres son las siguientes:
Desarrollo de control emocional: Controlar las emociones es parte del control personal y autorregulación. Permite que ganemos eficacia para conseguir objetivos en la vida. Hasta los 8 años el control emocional descansa en los padres y la ayuda que den. Por ejemplo:
En una pelea, interrumpir la pelea sin poner atención ni al agresor ni a la víctima. Luego tomar aparte al agresor y explicar porque no está bien pegar. Se debe aplicar una sanción reparadora o relacionada con el evento, nunca diseñada para que el niño pague lo que ha hecho. Se puede mostrar enfado según edad y temperamento del niño. Cuando los dos se han golpeado, se debe razonar con los dos de forma separada y señalar la responsabilidad compartida.
Hay que enseñar a razonar lo negativo de las peleas. No debe el adulto enfadarse o excitarse señalando culpables o sanciones sin reflexión previa. El Adulto debe escuchar las explicaciones de los niños sino se sentirán frustrados de que no se les escuche sino que se les condene o regañe sin oírles. Escuchar las razones de los otros es una habilidad interpersonal que se enseña aquí con el ejemplo.
Contratos de contingencia: Definen sanciones por incumplimientos y premios por cumplimiento de los acuerdos. Persiguen clarificar las normas y demandas que se le hacen al niño y desarrollar control sobre el comportamiento de pelearse. Se debe hacer un registro público de lo cumplido y no cumplido en la semana. Las reglas deben ser claras. Por ejemplo: Una meta debe ser “no pelear durante la comida”.
Se observara quien empieza la pelea, quién se burla y el que hace algo para fastidiar. Un adulto debe supervisar el plan, y establecer las recompensas y sanciones. Las recompensas deben ser sociales, sin chantajear al niño o quitarle el cariño. Por ejemplo: salir al cine, donde escoja la película que todos verán, comer su comida preferida.
Los niños al no tener formas de enfrentar el problema, crean sus propias estrategias para enfrentarse a los hermanos.Por eso es importante que los padres intervengan y enseñen a pelar limpio a los hermanos.
En general, los niños usan estrategias primarias (6-7 años) como: resolver el problema, intentando convencer al hermano para que deponga la conducta o diciéndole que deje de molestar.
· Usan estrategias agresivas: insultar o devolver la agresión.
· Evitar el problema: Huyen físicamente.
· Buscan además estrategias secundarias como: Buscar apoyo llamando a un adulto o controlar la emoción. Los niños por lo general usan la agresión, mientras que las niñas recurren a un adulto o hermano mayor.
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