Debemos
aprender a decir no con paz, ya que esto nos trae salud. El decir no define
nuestras prioridades y evita que vivamos por vivir.
|
Generalmente tenemos miedo a utilizar el no, ya que
tratamos de agradar a todo mundo y que no se enojen con nosotros. Pensamos que
decir no nos traerá graves consecuencias y que las personas nos dejar de hablar
o amar. Pero la verdad es que las personas que verdaderamente nos aman no se alejarán
de nosotros.
Podemos decir no y hay que decirlo en paz, sin miedos.
Sin odios, sin broncas y con buen tono, hay que aprender a decir no.
Cuando no sabemos decir no, es porque no sabemos distinguir cual es
nuestra prioridad de la vida, no sabemos hacia donde apuntamos, que es lo qué queremos.
Cada decisión debe estar determinada por lo que queremos alcanzar, no por lo
que nos digan las emociones.
La pregunta es: ¿estamos viviendo por nuestros objetivos, o estamos
hablando por hablar y llevar espacios vacíos? La realidad es que si uno tiene
un objetivo, puede definir qué aceptar y qué rechazar. El sí y el no son límites
y permisos que nos damos a nosotros. Allí radica la importancia de estas dos palabras.
El sí y el no, forman parte de toda negociación, determinan la posición de liderazgo, autoridad y control sobre la propia vida de la persona;
el sí y el no hablan de uno mismo, de nuestros intereses. Decir sí o no a
tiempo nos libra de dolores de cabeza, nos libra de problemas nuevos y ayuda a
mantenernos enfocados en nuestros objetivos.
Enfocarse
bien en el sí o el no nos ayuda a saber a qué cosas decir sí o a que cosas
decir que no. Con ello sabemos a quién elegir y con quien hablar o no.
|
La gente se destaca cuando
tiene palabra, cuando sabe decir sí o no y mantiene su posición. La gente
creerá en nosotros si mantenemos nuestro si o nuestro no.
Si dudamos en nuestra respuesta es mejor tomarse unos minutos o pedir
tiempo antes de dar una respuesta. Nadie debe presionarnos a dar una respuesta.
Una vez definida la respuesta, hay que mantenerse firme y no cambiar. Si ya nos
equivocamos, tenemos la oportunidad de empezar. Hay que establecer un objetivo
y cumplirlo. Nuestro respaldo debe ser siempre la verdad y no la mentira.
Ser
fiel a nuestras palabras nos hará personas creíbles y confiables. Tanto si
decimos que si o que no.
|
Cada vez que digamos si, cada vez que nos
comprometamos a decir algo o hacer algo, cumplamos. No debemos pactar con
nadie, solo, con nosotros y una vez que demos nuestra palabra debemos
mantenerla. Solo de esta manera nuestras relaciones serán más óptimas. Una
persona fiel a su palabra es apto y confiable para dirigir y liderar.
Debemos
aprender a funcionar con convicción no por emoción. Tener convicción
significa tener certeza, fe, seguridad, principios. Es estar convencidos de lo que se hace. Saber que tenemos razones
y creencias que sostienen nuestros pensamientos.
|
Debemos y podemos controlar nuestras palabras. Según
lo que digamos nos convertiremos. Si actuamos por emociones un día querremos
una cosa, pero al siguiente día otra. Viviremos animada un día bien y desanimada el otro. Es decir, viviremos
según como nos sintamos y eso no debe ser así, ya que las ideas o emociones no
nos dan estabilidad.
No hay que dejarse llevar por la mente, sino por la
palabra de fe. Hay que llenarnos de palabras de ánimo y de fe. Debemos hablar
con fe y creer lo que confesamos. Lo que pienso, creo y lo que creo confieso.
Hay que ser leal a la verdad, a nuestras convicciones y no a las emociones.
Saber pedir es
importante
Las personas no son felices porque no saben pedir lo
que quieren, desean o piensan. Piden pero no son específicos. Anhelan en su
mente alcanzar metas, pero no saben cómo expresarlo. Hay que aprender a ser
específicos, solo así podremos enfocarnos en las estrategias que necesitamos
para alcanzar las metas. Necesitamos especificar que auto queremos, que casa
queremos, cuánto queremos ganar, que relación queremos. Solo siendo específicos
podemos llevar a cabo los que deseamos en voz alta.
Aquí algunas recomendaciones para saber pedir:
Las cosas hay
que pedirlas por su nombre. Debes conocer tus
derechos para pedir bien. Hay que pedir sin dudar y recibiremos lo que
anhelamos.
Hay que pedir
sin victimizarse. Quiero un helado en lugar de “Me
voy a comprar un helado porque tengo
ganas de comerlo” o “horas encerrado acá, muriendo de calor y nadie hace nada o
por mí”. El problema de no saber pedir es que pensamos que no lo merecemos o no
sabemos cómo decirlo. Pero lo real es que todo, aun lo más pequeño es para
disfrutarlo.
No ser vuelteros. No darse vueltas. Ser directo y decir: quiero que me visiten.
No te enfermes
al hablar. Son por lo general aquellas personas que
al atravesar una dificultad o problema se enferman. Son los que enferman porque
no pueden decir lo que sienten. En lugar de decir me voy de vacaciones porque
me merezco o esta semana no hago nada porque necesito descansarse enferman para
poder justificar estar en la cama por un merecido descanso.
Evitar hablar
con indirectas. Estas personas envían misiles o
indirectas pensando que así se les entenderá. Pero deben aprender a pedir.
Deben ser claros y concisos. Si no aprendemos a expresar lo que queremos nos
comemos nuestros sentimientos y enfermamos. Si, resentimos a nuestro cuerpo
porque venimos guardando sentimientos por largo tiempo. Para estar sanos debemos
aprender a elegir las palabras adecuadas y aprender a transmitir nuestros
sueños, metas y proyectos. Es hora de aprender a emitir palabras de fe,
aliento, sabiduría, de vida.
Decir muchos NO, es bueno.Necesitamos decir muchos no a ciertos hechos y
determinadas personas.
Evitar:
No
idealicemos. Si idealizamos le colocamos en un rol
superior y nosotros mermamos, nos hacemos más vulnerables y quedamos expuestos
a que nos hagan daño. Debemos relacionarnos de igual a igual. Ponerse arriba es soberbia y ponerse
debajo abre el paso a que nos humillen. Todos venimos del mismo tronco y nos merecemos las mismas oportunidades.
No actuar mal
ante palabras de la gente, en especial de las tóxicas: el que se ofende con una sola palabra y de esa manera manipula y
el resto lo busca; el que tira y corre, lanza un misil para ver como
reaccionamos; el que lleva y trae, quiere que salgas en su favor; el psicópata
que felicita y descalifica a la vez; el reaccionario le gusta que nos
involucremos para hacernos perder el tiempo.
No esperes
nada de nadie. Las emociones humanas son muy
variables y si esperamos de la gente nos frustraremos.
No compararse. Solo debemos ser nosotros. Nadie debe compararnos ni nosotros compararnos.
La persona con baja estima siempre se compara.
No fusilar a
los demás. La persona que lastima, también fue lastimada.
Así que no tomemos como personal lo que digan de nosotros. Esta persona herirá
a otros por su conflicto. No hay que apresurarse.
Valorar lo bueno. No venimos a cargar la cruz de nadie, ni pagar ningún pecio. Venimos a cumplir
un propósito y explotar al máximo nuestro potencial.
No victimizarse. Cada uno tiene el control de què sentir, què pensar, què hablar. No
podemos dejar que los demás controlen nuestras emociones, caso contrario seremos
sus títeres. Nadie puede lastimarnos si no le damos permiso.
No intentar
cambiar a nadie. No gastes energías queriendo
cambiar a las personas. Si la persona no quiere, no cambia. Simplemente decir
no a lo nos perjudica, no a los que nos hace co-dependientes. Si decimos no, estamos preparados a defender nuestros intereses y denota que nos enfocamos en
nuestros objetivos.
No tengamos miedo
de decir un no por miedo a perder a alguien o dejar de ser aceptado. Digamos un no certero y eficaz a tiempo. Solo así estableceremos
relacione sanas y acuerdos exitosos. Si nos aferramos a la palabra fe,
comenzaremos a ver nuestros sueños cumplidos. De la boca no pueden salir amor y
odio. Hay que frenar nuestra lengua que es capaz de provocar incendios.
Elijamos las
palabras correctas. Muchos errores los hemos
cometido por no saber expresar lo que realmente hemos querido. No elegimos las
palabras correcta o hablamos mucho y el otro no entiende los mensajes. Debemos
aprender a escuchar lo que los demás nos quieren decir, en lugar de estar preparándonos
en que decir.
Aprender a
escuchar. Si lográramos escuchar lo que nos dicen los
demás entenderíamos su interior y su forma de actuar. Solo cuando la persona aprende a caminar sabiendo qué decir y qué hacer
se convierte en una persona sagaz.
Ser sagaz no es ser pícaro, hacer trampa, sino
ser conscientes de las oportunidades que tenemos para sacarle lo máximo
de provecho.
Debemos aprender a escucharnos primero a nosotros mismos,
para así ser entendidos por los otros. Hay que cuidar lo que hablamos primero
con nosotros mismos. Podemos decir muchas cosas inentendibles o podemos elegir
lo que vamos a decir para producir cambios en los otros.
How To Play Online Casino Online in India
ResponderEliminarOnline casino offers a fantastic welcome bonus febcasino for Indian players looking to play for kadangpintar real money, such as a 50% worrione deposit match bonus up to