Tenemos la
obligación moral de respetar a cada persona por lo que es. No podemos pisotear
su dignidad, ya que este hilo muy fino puede romperse de forma muy rápida.
Toda
persona está en su derecho de sentirse ofendida si alguien atenta contra su
dignidad. Toda persona está en el
derecho de defender su dignidad ante cualquier calumnia, ante cualquier
agresión o ante cualquier falsedad en su
contra.
La persona tiene
todo derecho de resentirse si siente que es ofendida,y hasta que no sea
restituida su dignidad, la persona está en el derecho de permanecer resentida el tiempo que le
parezca necesario. Solo cuando a la
persona se le restablece su dignidad, viene la tranquilidad.
No olvidemos, entonces,
la dignidad nadie nos otorga, nadie nos regala. Cada persona viene ya con este
valor único. No somos nadie para pisotear a los demás y a su dignidad.
Nadie
puede quitarnos u otorgarnos la dignidad. Simplemente ya somos dignos de consideración
y respeto por el solo hecho de ser personas. La persona nunca puede tener un
precio, ya que no es cosa. Si la persona se ofrece por dinero pierde su dignidad, pierde lo más valioso que tiene y se maltrata
a sí misma.
El maltrato a
nosotros mismos nos rebaja a nosotros mismos la dignidad. Debemos respetarnos y
respetar a los demás. Tenemos los ejemplos de los esclavos, los judíos que
sufrieron exclusión y de diferencia. Ellos fueron privados del respeto y la
dignidad que merecían. Se les negó su condición de personas.
Debemos
ser nosotros mismos, actuar de forma libre. La libertad es la esencia de la
moralidad. No es cierto que solo nace la persona, sino que cada uno tiene la
obligación moral de constituirse como persona digna merecedora de la oportunidad
de realizar lo humano. Significa seguir las direcciones que uno se ha dado,
tomando en cuenta lo que es correcto, no lo que uno cree que es correcto.
Características de una persona
Toda persona tiene
un valor que se llama dignidad, lo que
la convierte en fuente de respeto y cuidado. Nadie puede ser tratado con
deprecio y peor aún si su dignidad se ha visto disminuida por alguna
carencia o enfermedad. Tampoco se puede
tratar a las personas como si fueran cosas, ya que ello implica denigrarle y maltratarle.
Tener dignidad implica
también ser vulnerable y falible,que se equivoca o falla, por lo cual
hay que ser comprensivo con todos, ya
que no somos perfectos.
Hay
que recordar que cada persona es única, valiosa, compleja, dinámica, se
relaciona consigo misma y con los demás. Si no se relaciona es porque algo le
pasó y no ha aprendido a relacionar. La persona
es independiente y suficiente, es única, original e irrepetible.
La
persona se relaciona, razona, habla, entiende, cuestiona y se cuestiona. La
persona tiene capacidad de tomar decisiones sobre cómo vivir porque razona.
Toda
persona es valiosa en sí misma. Desde hace mucho tiempo la persona
ha sido considerada como sagrada. Su vida es inviolable. Por eso tratar mal a
una persona sería darle un trato impersonal, indiferente, de deprecio a su condición.
Tratar mal a una persona no sólo es infringirle un daño físico, sino que implica también olvidar su condición
de persona.
Cada
persona tiene voluntad conciencia, gestiona conflictos, sabe lo que es correcto
para ella y para cualquier otra persona. También gestiona lo que le apetece o
es de su interés particular.
Una
de las características más importantes de cada persona es su autonomía. Eso
quiere decir que debe tener libertad por
ser un ser racional que tiene capacidad de establecer leyes morales. Lo
esencial de la persona es la dignidad, es la libertad o autonomía. Ejercer la
autonomía es un deber que le corresponde
a cada persona.
Tenemos como deber respetar cada condición personal y acompañarla para aumentar la dignidad, en los que no la tienen todavía ,como es el caso de los niños; hay que mantener la dignidad en el caso de aquellos enfermos que la tienen dañada y no rebajarla bajo el mínimo, en los que la han perdido del todo.
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