Los adolescentes
hacen cosas irresponsables. Por el bien de sus propios adolescentes, recuerde
su propia adolescencia. Cuanto más pueda recordar cómo se sentía y las cosas que
hacía, podrá ser mejor padre y madre. Así lo dice el doctor Jhon Towsend, en su libro sobre límites para los adolescentes.
Señala que los adolescentes
necesitan de la empatía de los padres. Muchas veces olvidamos que pasamos por esa etapa y
juzgamos con demasiada dureza. Pero los hijos necesitan de padres que se identifiquen con lo que les
pasa y entiendan lo difícil de esta etapa. Necesita saber que no está solo, sino que sus padres
le acompañan en su desarrollo.
Pide que recordemos cuánto necesitabamos que un adulto nos escuchara en las dificultades diarias. No es necesario tanta
reprimenda cada vez que meten las patas los hijos adolescentes. Los adolescentes
se sienten fatal ante las críticas. Darle nuestro apoyo puede ayudar a
amortiguar los golpes que vendrán.
Apunta a que no es necesario
contarles todas nuestras anécdotas. Solo las necesarias, y de vez en cuando, y solo en momentos en que le ayuden a usted a identificarse con sus hijos adolescentes. Muchas
anécdotas suyas, hacen que se sientan desconectados de usted. Es mejor que
entre en su mundo, en el mundo de sus adolescente.
Afirma que tampoco se trata
que apruebe todas sus decisiones para identificarse con su adolescente. Lo que
necesita es ser capaz de ponerse un poco en su lugar, aunque sea mal educado, egocéntrico,
poco razonable. Cuando vea una partecita de usted en su adolescente podrá darle
la conexión que le hace falta para madurar.
Comprensión y sabiduría
Townsend nos pide que recordemos cómo
sobrevivimos a nuestra propia adolescencia y quiénes nos ayudaron. Recordar que
marcó la diferencia que salvó nuestra vida, ayudará
a brindar a nuestros adolescentes lo que les falta.
Pregúntese:
¿Quién se
quedó a mi lado sin dejarme nunca?
¿Qué verdades me
ayudaron a encontrarle sentido al mundo?
¿Qué aprendí de
las consecuencias de mis acciones?
El tiempo de esta etapa
El doctor Towsend dice que todo padre se
pregunta si su adolescente cambiará alguna vez,
si será más responsable y se ocupará de su vida. Lo cierto es que debemos ser reales:no conocemos el futuro de los hijos. Pero si podemos recordar nuestra propia adolescencia y
entender la propia vida y decisiones de los chicos.
Usted debe recordar,señala, que tomò decisiones equivocadas, pero poco a poco logrò dominarse
mejor, concentrase y ser, más responsable. Su propia adolescencia debe darle
esperanzas para su adolescente. Puede transmitirle esa esperanza cuando su hijo
se sienta fatal.
Recuerde la
adolescencia ya pasara. Muchos de los desafíos que usted
enfrentaba en su adolescencia son parecidos a los desafíos que enfrentan sus
propios hijos. Piense en cómo siendo adolescente se las arreglo en sus àreas problemáticas
y permita que esas experiencias le ayuden a dar compasión y ayuda a sus hijos
adolescentes.
Todos hemos pasado por la etapa de pensar que
nuestros padres son controladores. Pensábamos que no nos comprendían. Todos
hemos tenido discusiones un tanto fuertes con los padres.En otras ocasiones,
hicimos cosas a sus espaldas.
También suele pasar que muchos chicos, por no discutir
con los padres, se callan, pero cuando salen de sus hogares, recién empiezan a
vivir su adolescencia, ya que no se separaron como persona de ellos.Lo cual resulta mas grave en lo futuro.Deje que disienta, que se queje,que reclame.Eso si es saludable.En tanto usted como padre mantenga el control y guíe con cordura.
Hay que entender
que a pesar de los conflictos, los
padres siguen siendo el centro de la vida de un chico. Para ellos es difícil
desconectarse de los padres.
Recuerde lo importante que eran para usted sus amigos. Recuerde
lo mal que se sentía cuando había rencillas, discusiones, romances que se
rompían, peleas. Recuerde como estaba de preocupado por gustar a los demás, antes
que pensar en usted mismo. Piense en lo devastador que era cuando alguien le
traicionaba y no sabía cómo solucionar el problema. Así se siente también sus
hijos.
Tambièn recuerde cuantas veces se deprimió, se sintió
confundido o perdido, se emborrachó o fue lejos sexualmente. Recuerde las
explosiones de ira. No olvidemos esos tiempos de angustia, los sentimientos
negativos y las conductas incontrolables que nos causaban problemas. Recuerde
ese miedo que sentía al no saber cómo actuar.
Muchos adolescentes solo quieren contentar a todo
mundo y no saben cómo sentir emociones negativas o
comentarlas. Como resultado de ello pueden adquirir hábitos destructivos como
pincharse los dedos hasta sangrar, tomar, gritar, comerse las uñas, etc.
Escuche más, dé
menos sermones. Los adolescentes se manejan más con la experiencia que con el
conocimiento intelectual que reciben. Aunque siempre debe guiar, enseñar y
corregir, su enfoque debe estar en: escuchar.
Solo escuchando podrá saber lo que piensa y que dificultades tiene. Evite
moralizar sobre todo lo malo que oiga.
Haga preguntas. Haga
preguntas que le lleven más allá de un sí o un no. Por ejemplo. Si pregunta cómo
te fue en la escuela, responderá un sí. Pero si pregunta: “Qué hiciste hoy” es
diferente. “Que está haciendo Daniel, hace
mucho tiempo que no lo veo”, etc.
Luego siga
preguntando sobre lo que escucha: “Por qué se peleó Daniel con su novia?
Avance un poco más.
Su adolescente necesita que le conozca a nivel de corazón. Y no solo de eventos.
Esto le ayudará a guiarle como padre o madre allí donde él vive de verdad.
¿Qué piensas de las
peleas de Daniel con su novia?
Luego ayude a
que exprese lo que siente en lo más profundo de su corazón:
¿Estás de su la
do o de ella?
¿Te sentiste mal
por él?
¿Te sentiste mal
por ella?
Quite la presión
física. No presione a que hable su hijo o hija: “Háblame ya”. En cambio diga:
No quiero
perder contacto contigo con lo que pasa en tu vida. Así que necesitaré unos
minutos contigo varias veces a la semana para tocar base. No hace falta que
sea mucho tiempo pero si lo suficiente como para saber cómo estas, como
estamos ambos y si hay algo en lo que pueda ayudarte.
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Su hijo protestará, pero insista. Es
importante. En lugar de sentarse a hablar, vayan de paseo, hablen mientras
caminan o salen a solas. Cree un espacio seguro donde su hijo o hija sienta que
puede abrirse con usted.
Tarea para padres
1. Lleve un
diario. Escriba los que sucedía en su etapa de adolescencia
2. Converse. Hable
con alguien sobre su pasado adolescente. Alguien que no le juzgue. Acuérdese de
los puntos fuertes y débiles que tenía como
adolescente. Y vea si eso se ve en los hijos y se repite.
3. Conéctese con
el dolor que vivió. Recuerde los errores que cometió, las pérdidas que sufrió.
Escríbalas. Solo así logrará sentir empatía
y compasión con sus hijos.
4. Apúntele a
conocer mejor a su hijo adolescente. En lugar de intentar cambiar su forma de ser. Su adolescente tiene que saber que usted quiere una relación con él o ella. Si su adolescente siente que usted quiere hablarle para cambiar su vida y arreglarlo, lo que
obtendrá es reticencia y engaño.
Fuente:Limites para los adolescentes,Henry Cloud y Jhon towsend
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