El
ser humano es relacional, no puede vivir aislado. Necesitamos entablar contacto
con otros iguales y no nos podemos esconder.
Tanto niños como adultos se ven en la necesidad de relacionarse por diferentes circunstanciasen
el caso de los niños, sus nuevas relaciones empiezan en la eta escolar.
Tiene que pasar mitad de tiempo en la escuela y la otra mitad en la casa. Ello implica para
el niño adquirir nuevas habilidades para enfrentar a aquellas relaciones que se
le presentan como estresantes.
Si
el niño logra una interacción sana puede tener la aceptación de su grupo, caso
contrario será relegado y esto generará ansiedad. A partir de los 4 y 5 años
los niños el sentimiento de autoeficacia social aumenta, aprender a sentirse
hábiles para hacerse amigos y desenvolverse en situaciones de juegos con otros.
Las
relacione sociales con iguales ayudan al niño a desarrollar procesos como por
ejemplo el lenguaje, la habilidad de coordinar una acción con la de otros, la
autorregulación emocional y de conducta, experiencia básicas sobre los otros y
su yo. También puede adquirir valores, habilidades y conocimientos que forman
su competencia social y emocional y que servirá de base para formar relaciones
con otras personas.
Todo
lo que han aprendido en casa les ayudara para desenvolverse en el medio, pero
si su contexto ha sido cerrado a las relaciones, tendrá dificultades de
relacionamiento social. Los niños que mayor riego corren en no poder relaciones
hábiles son:
·
Niños hiperactivos: Tienen dificultades para
controlar emociones, su psicomotricidad.
·
Los niños con retraso en el desarrollo: Son poco
hábiles para comprender las reglas de los juegos o son poco hábiles para el
juego.
·
Los niños tímidos: La interacción con otros le
asustan, ya que están más necesitados de protección de la familia.
·
Niños que no controlan sus reacciones
emocionales: No pueden tener éxito entre sus iguales.
La
socialización de un niño se da en dos etapas:
Primera. Padres enseñan al niño
habilidades sociales y de autorregulación. Lamentablemente es una relación
vertical adulto niño.
Segunda. Se dan relaciones horizontales,
ya que cada niño aporta algo desde su posición similar para resolver problemas
o tareas sociales.
Las
habilidades de los niños cambian según la edad. Las relaciones de la escuela
llegan a ser importantes para el niño. Los amigos y compañeros se convierten en
fuente de apoyo, seguridad e intimidad.
En
el periodo de 16 o 18 meses hasta los tres años la relación de los niños está
coordinada a la acción de los otros. Aprende a
hablar y caminar y la situación cambia, los niños encuentran los
primeros amigos de juego con quienes adquiere habilidades sociales importantes.
No son relaciones tan estables.
Pero
a partir de los 3 años, se pueden ya
producir relaciones más frecuentes y de mayor contacto, pero a la vez
tiene que lidiar con los conflictos de
juguetes, interés. Allí empieza el control de poder del uno al otro. En la
escuela ya va disminuyendo las peleas y aparece una conducta más pro social y
de actividades más compartidas. En la escuela ya hay algo más marcado: surgen
los compañeros y los amigos.
Como
ya habíamos dicho estas habilidades de los niños, son adquiridas en su primer
espacio que es la familia, de la interacción de los padres y del temperamento. El
contexto familiar influye en la calidad de las relaciones con los otros y
dependerá que como el niño interpreta y responde a los estímulos sociales y cómo
controla emociones.
A la
vez las prácticas de la disciplina e implicación de los padres en la educación
influyen en el vínculo con iguales. Los dos aspectos influyen también en la
calidad de las primeras relaciones. Las mismas habilidades de autorregulación y
sociales de los padres se verán en los niños.
La
disciplina dura y castigo físico, junto con la forma en que los padres vean al niño,
provoca una conducta agresiva y rechazo de iguales. De igual modo si los padres
no se implican en la educación de los hijos pude surgir inhibición social, lo
que produce niños ignorados por otros.
Las
habilidades de autorregulación emocional son un requisito clave para desarrollar
habilidades sociales. Estas se aprender en el contexto familiar.
La
forma en que expresan sus afecto y emociones los padres, enseña a los niños
a mostrar también adecuadamente sus emociones,
así como a reconocer esas señales en otros iguales. Los padres enseñan a
regular emociones cuando corrigen los berrinches o conductas inadecuadas. Los padres son los
modelos de negociación y habilidad para resolver conflictos. Los hijos aprenden
de ellos.
Con
un buen aprendizaje social y autorregulación en casa los niños pueden salir al
mundo externo a socializar de modo saludables y tener amigos que sean
recíprocos y que tengan el mismo afecto. Las amistades son relaciones más
estrechas y a veces cerradas porque se empieza a hacer preferencia sobre
ciertos amigos.
Si
un niño logra hacer buenas amistades en la infancia también lo hará el resto de
su vida. Las amistades en la infancia dan seguridad emocional en contextos nuevos,
permite que se exprese el afecto al otro y de forma espontánea; hace que los niños
aprendan a prestar ayuda en el área escolar o en los juegos y relaciones.
El
niño en la infancia aprende desarrollar su auto concepto y eficacia personal.
Se dan cuenta de cómo los otros reaccionan a su conducta, la imagen que tiene
de él. Se empieza a comparar y ve los logros o fracasos de los otros y los suyos.
Si sabe que otros se esfuerzan puede inspirarse y alentarse a tener éxito. Las
amistades infantiles permiten brindarse diversión, estimulación y compañerismo.
Se divierten más jugando en grupo que solos.
En
todos los años, los amigos ayudan a enfrentar el estrés diario. Los amigos son
apoyo para jugar, aprendizaje para resolver conflictos y ser solidario si
alguien no tiene algo que comer.
Los
niños que son nuevos y tienen amigos, se adaptan más rápido. Conservar un
amigo en el vecindario ayuda a superar el estrés. También tener buenos amigos
ayuda en el rendimiento escolar. En muchos casos no tener amigos es causa de
dejar la escuela en especial en adolescentes chicas. Incluso el rechazo del grupo se hace menos duro
si se tiene tan solo un amigo.
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Si
por el contrario, los niños no tienen amigos, pierden oportunidades para
desarrollar habilidades interpersonales básicas, que solo se aprenden entre
amigos. No tener amigos origina sentimientos de soledad, estrés, insatisfacción personal.
La pérdida de amigo incluso es un estresor importante, aún en niños de cinco años.
Si
el niño es rechazado por los compañeros se produce un gran estrés. Quienes
sufren este tipo de rechazo y estrés son:
Niños hiperactivos: Son rechazados por agresión. Tienen dificultades
de mantener la atención en las tareas,
actividades sociales, no controlan emociones, no esperan el turno, hablan mucho
y son muy inquietos. Todo esto provoca
irritabilidad en el resto y hace que la agresividad del niño aumente aun con
otros que no le hacen daño. Los padres
de estos niños presentan inhabilidad en su crianza. Muchas veces se
les etiqueta de problemático y crea mala
reputación que le priva de las relaciones con los demás.
Niños con problemas de conducta: La agresividad
lleva a ser rechazado por los otros. El niño agresivo pude insultar, agredir,
intimidad, violar los derechos de los demás. Los otros niños pueden responder
con agresividad y hará que se ponga siempre a la defensiva porque piensa que
los demás le agreden. Por lo general esto se da más en los varones, en cambio
las niñas muestran bajo rendimiento, agresividad, asilamiento, ansiedad.
Escaso control emocional: Es decir alta
reactividad, emociones negativas fuertes, no se autorregulan. En niños de 4-6 años es por bajo funcionamiento social.
Dificultades en el desarrollo: Tienen
retraso mental, motor, dificultades de aprendizaje. Sus inhabilidades provocan rechazo
de los compañeros, impopularidad o ausencia de interés por su amistad.
Aislamiento: Son niños rechazados tímidos, inhibidos o solitarios, que no le gustan
las relaciones sociales y a la vez tienen ansiedad, insatisfacción, pobre
percepción su competencia social. No tienen habilidades sociales, son negativos
y con baja estima. Tiñen conciencia de
las dificultades y fracasos sociales.
Depresión: Escasas habilidades sociales
que hacen que el niño y en especial el adolescente se deprima. Tienen conducta
interpersonal poco funcional y no tienen amigos.
Si
se mantiene los problemas en las relaciones interpersonales se corre el riesgo
de padecer un relacionamiento pobre en la adolescencia y la vida adulta. Pero a la vez pueden
presentar: problemas de conducta, bajo rendimiento académico, problemas de
drogas, repetición de curso o abandono de estudios.
Niños ignorados: No son señalados ni
nominados. No son rechazados pero sufre estrés al no ser tomado en cuenta en
nada.
El
estrés se manifiesta de distintas maneras y según las edades si hay rechazo
social. Así los síntomas son:
3-6 años: Negativas de ir al colegio,
llanto, llama al profesor porque no le dejan jugar, le pegan, se retira del
lugar de conflicto. Se queda cerca y
juega solo o se cerca sin participar. Demanda ayuda de un adulto. Es un déficit
y carencia personal que tiene y no se dan cuenta quienes le rodean.
6 años: soledad, depresión en la
infancia media y adolescencia. Tristeza, sentimientos de soledad y ansiedad. Se
da mucho en niños tímidos. La soledad genera llanto quejas, tristeza, apatía de
ir al colegio, excesivo apego al adulto.
Hay que observar mejor el caso de los niños
tímidos. Ellos tienen miedo a los extraños y a que lo evalúen de forma
negativa. Tiene una conducta inhibida temperamental en situaciones poco conocidas, pero en la
familia es competente y hábil. Tiene falta de sociabilidad, muestra escasa
interacción social, prefiere jugar solo, pero no demuestra problema si
interactúa con otros.
La
timidez anormal se caracteriza por ser fuerte y estable a evitar a otros
niños en situaciones sociales.
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Estos
niños tímidos al notar que son
evaluados de forma negativa, llegan a percibirse con poco valor. Pueden sentirse solos y llegar a la
depresión por el rechazo que sufren de los demás. Tienen mucha ansiedad
social e insatisfacción. Pueden ser vistos como poco prosociales y escasa
sensibilidad social. Por lo general dicen frases como:
·
“No puedo jugar con él”
·
“No quieren jugar conmigo”
·
“No tengo nadie con quien jugar”
Aspectos que ayudan a bajar el impacto del estrés
son:
Control
de emociones
Manejar
emociones amortigua el estrés, reduce las ocasiones de conflicto si el niño
emite una respuesta hábil que lo evite. Hay que enseñar a no ser reactivos, ya
que muchas veces hay niños que reaccionan de forma rápida e intensa ante una
situación que rechazan. Hay que enseñar habilidades que regulen las emociones y
la conducta de manejo ante la provocación.
El
manejo de la conducta y la emoción puede
estar centrada en los siguientes elementos:
En
la propia emoción. Decir al niño que respire profundo para controlar algo
intenso.
En
el contexto: Lograr que el niño mire algún aspecto de la situación o que se
distraiga del estímulo que le causa estrés.
Acciones
indirectas: Hacer que el niño realice una actividad alternativa para lograr que
controle la emoción.
Si
los niños no controlan las emociones y encima de ello tiene alta reactividad
puede ser rechazado y ser visto por los profesores con escasa conducta social
apropiada. El niño puede actuar inapropiadamente en situaciones emocionales.
Si
el niño es agresivo y a la vez con respuesta emocional intensa se los puede
considerar difíciles de manejar las emociones de manera constructiva.
Los
niños que hacen muchas rabietas y tienen miedos, tienen menos amigos y se
pelean con mayor frecuencia porque son emocionales negativos.
Si el niño suele huir a la situación
estresante, quiere decir que no tiene otras estrategias constructivas. Es mejor que el niño aprenda a hacer
objeciones verbales, así podrá obtener apoyo y evitará respuestas agresivas
inmediatas. Enseñar a verbalizar lo que siente y en lo que está en desacuerdo
permite el logro de objetivos y le da más satisfacciones.
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