jueves, 19 de octubre de 2017

CÓMO ENFRENTAR UNA ENFERMEDAD





"Lo que resiste persiste"


Cuando sufrimos, o tenemos una enfermedad grave, no sabemos cómo sobrellevar la enfermedad. Muchas veces minimizamos el dolor, otras veces  lo sobrevaloramos y  los temores nos llegan a agobiar más.Lo mismo pasa si vemos a un familiar o amigo enfermo.

En esos momentos, es importante tener una actitud diferente frente al sufrimiento; pero, a la vez, debemos aprender a  mirar el dolor de manera constructiva. 

Debemos saber que resistir el dolor prolonga el dolor, lo agrava y lo transforma en sufrimiento tòxico.

Si bien es cierto la persona enferma se siente  frágil y vulnerable;puede mostrar frustración, impotencia- ya que debe depender de los demás, aún en cosas pequeñas- es bueno que sepa que  la enfermedad serà sobrellevada de mejor manera si su actitud cambia.

A continuaciòn presentamos varias recomendaciones para enfrentar la enfermedad de mejor manera:

Primero: No pierdas de vista la realidad.La persona enferma muchas veces se resiste a  la enfermedad y puede llegar a creer que la enfermedad la domina y que la enfermedad es lo único que hay en ella. La persona pierde la capacidad de ver la realidad  y la vida en toda su dimensión.Vuelve a retomar actividades que te gustan o te hacen sentir feliz.

Segundo: No te identifiques demasiado con la enfermedad. Si nos identificamos demasiado con el dolor, nos anularemos, nos quedaremos inermes, sin defensas. Por tanto, hay que  dejar de identificarse con la enfermedad.

Tercero: Debemos llegar a la  aceptación de lo que ocurre. La aceptación  permite una reconciliación. No se trata de caer en la resignación, pasividad o indolencia. Si no hay aceptación, se produce resistencia, lo cual prolonga e incrementa el dolor y el sufrimiento.

Cuarto: Es necesario poner atención para no convertir el dolor en sufrimiento.Hay que reconocer que el dolor, el sufrimiento y la muerte nos acompaña desde el nacimiento hasta la muerte, forma parte de nuestra existencia. 

Es la otra cara del placer o bienestar. Además para que algo surja, algo debe morir. El ser humano siempre está haciéndose, y en eso surge la vulnerabilidad, y  puede ver los límites que tiene como ser humano.

Quinto.La enfermedad y muerte son como  nuestros compañeros de viaje, debemos aprender a afrontarlo, debemos aceptar nuestra realidad, rendirnos a lo que es. La rendición nos conecta con la verdad. La rendición no tiene nada que ver con la indiferencia, la resignación o claudicación, sino con reconocer lo que hay en ese momento. Mientras más ubicados estemos, surgirá  la acción adecuada al momento.

Sexto: El dolor y sufrimiento van de la mano. Primero surge el dolor y si ponemos resistencia, negamos el dolor.

No añadamos historial mentales.Si añadimos alguna historia mental en torno a lo ocurrido,  surge el sufrimiento tóxico que reduce y envenena a la persona.

Séptimo: Debemos evitar comportamientos reactivos al hecho doloroso. Solo una consciencia de nuestra verdadera identidad nos mantendrá a salvo de esos comportamientos reactivos. Hay que evitar resistir o identificarse. Debemos decir:

“No soy el dolor recibido, no soy el cuerpo dañado, no soy esa imagen afectada, no soy ese yo dolorido”

Solo esta actitud nos libera de la trampa que convierte el dolor en sufrimiento. Esta actitud nos hace ser conscientes del dolor. Notamos el dolor, la pena, le permitimos que duela, pero aprendemos  a mirar el dolor como un objeto y asimilamos que no somos nosotros. Vivimos en conexión constante con quienes somos en realidad y le ponemos amor y cuidado.

Octavo: El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional. Este último es provocado por nuestra mente. Si retiramos la resistencia y cualquier historia mental, el sufrimiento desaparece.

Noveno: El dolor puede ser una oportunidad de crecimiento y transformación en dos niveles:

·         Por un lado, nos humaniza, al reconciliarnos con nuestra fragilidad y vulnerabilidad, nos ablanda y genera sentimientos de bondad, compasión hacia nosotros mismos y hacia los demás. Solo dejamos ver nuestro corazón.

·         En un nivel más profundo, permite una oportunidad para la transformación de nuestra consciencia. Nos transforma en aquello que siempre habíamos sido. Gracias  al dolor podemos nacer y vivir nuestra verdadera identidad.


Décimo: Finalmente podemos decir, que al aceptar el dolor creamos un espacio a su alrededor que nos permite observarlo en la distancia y empezamos a percibir que no somos nosotros, percibimos que tenemos una sensación dolorosa, pero no somos esa sensación dolorosa en sí.

CÓMO REDUCIR LOS CONFLICTOSPERSONALES


Cada persona tiene algo valioso, algo hermoso en su interior. Es  lo que le suelen llamar amor y  está dentro de cada corazón. La capacidad de amar surge de allí, surge de lo profundo del ser. Si el ser humano sacara ese valioso tesoro no tendría tantos conflictos.

Pero los golpes de la vida, las injusticias, las crisis, hace que se cubra con muchas defensas. La persona endurece su corazón y con mucha razón. Es natural que se defienda, es normal que tenga miedo, que se enoje, pero si se la persona se deja llevar por mucho tiempo  por lo más oscuro de su corazón, terminará dañando su vida y la  de los demás. También terminará enfermando físicamente.

Por eso es importante  volver al interior del alma, a nuestra parte más íntima donde está el espíritu para sacar lo mejor de nosotros, sacar ese tesoro escondido.

¿Cómo lograr llegar al interior? ¿Cómo alimentar nuestro espíritu?

La meditación y la oración: Estas dos herramientas puede ayudarnos  a despertar el ser que somos interiormente. La meditación da fuerza psicológica, concienciación, intuición, visión. Nos permite superar los miedos, las distracciones de la mente, nos permite estar despiertos y libres. Nos libera del peso diario que llevamos y de nuestro historial personal.

Cuando hablamos de meditación hablamos de reflexión interna. De mirar hacia dentro y preguntarnos quién soy,  qué  quiero, a dónde quiero ir.

Contemplación: Hay que saber estar presente y mirar lo que está a nuestro lado.Trabajar la dimensión espiritual da sentido a la vida, al menos si queremos  empezar a sanar nuestra psiquis. Si no se trabaja el alma, nos puede traer graves enfermedades como el cáncer, hipertensión arterial, depresiones, migrañas, cáncer, artrosis, artritis, etc.

Todos debemos vivir la dimensión espiritual, infinita y profunda, ya que ayuda a organizar de forma coherente la existencia. Hemos sido acostumbrados a mirar solo fuera, pero no nuestro interior.

Casi nunca nos adentramos en lo más profundo de nosotros y por eso dejamos de experimentar lo que somos. Al no saber cómo adentrarnos en nosotros mismos, tenemos dificultad de adentrarnos en la  dimensión espiritual de las personas que están a nuestro lado.

Para descubrir nuestro interior, para llegar a lo más profundo necesitamos del  silencio. Solo así podremos investigar si cada motivación tiene sus raíces en el lugar más profundo del corazón, en la bondad del corazón.

Debemos aprender a preguntar:
¿Quién soy?
¿Quién sufre?
¿Quién se angustia?

Debemos buscar en lo profundo de nosotros mismos a ese “quién”

Hay  que aprender a identificar esos pequeños momentos de vida que nos dan conocimiento de nuestra presencia en este mundo. Se necesita de mucha madurez para aceptar nuestras tristezas y deseos, los pensamientos que acuden a nuestra mente, el dolor y la muerte. 

Hay que sentir que frente a todos esos dilemas de la vida, hay una raíz de fe en algo bello que hay dentro de nosotros. Descubrir esa paz profunda y sincera, serena y sumisa, hace que se instale en nuestro  interior.

En alguna parte nos perdemos, en alguna parte nos confundimos y dejamos de ser lo que verdaderamente somos. Encuentra nuevamente el camino hacia lo mejor de ti.

Oración: Al interiorizar, al realizar  la oración, nos encontramos con la felicidad de nuestra vida. Debemos crear nuestro  camino, un sentido, una forma de vivir, una apertura a la conciencia, una oración, la vía del conocimiento profundo del alma.

Cuando aprendemos a reflexionar, cuando nos hacemos preguntas sobre qué queremos ser y qué estamos haciendo con nuestra vida, surge  la paz, la claridad, el amor, aspectos que revelan la salud del espíritu y que llevan a una mejor disposición para el bienestar físico.

Atención plena: Simplemente hay que estar atentos al momento presente, sin emitir juicios de valor, integrando de esta manera cuerpo y mente. La práctica de la vida permite que el ser individual se conecte conscientemente con  la fuente de la vida que es Dios.

 Esta conexión hace desaparecer la sensación de carencia, el miedo a la enfermedad, a la vejez, a  la muerte, o el miedo al cambio. Se reduce el apego individualista y se disuelve el concepto de yo separado.

El objetivo principal de la meditación es ayudarnos a despertar el ser que somos. La meditación consiste en conectarnos, a través del silencio, con lo infinito de nuestro ser interior. Se requiere de fe y determinación inquebrantable. Tenemos momentos de luz y de sombra. Es así que esta tejida nuestra vida. La verdad del ser siempre se manifiesta. Hay que saber captar esta verdad del momento en todas las circunstanciadas.

Frase:
“De eso que llamamos Dios no podemos separarnos ni tan solo en el instante de un parpadeo”.


Nuestra historia está llena de dolor, de sombras que nos impiden llegar al fondo de nuestro corazón. Pero al profundizar en lo que somos nos volemos humildes y tenemos una nueva capacidad de apertura. El apaciguamiento, la integración, la liberación del pequeño  yo hace posible que las emociones se vuelvan transparente, la percepción se aclara y una nueva sabiduría de la vida se implanta en el corazón.

Solo desde la reflexión y la oración, los pensamientos obsesivos, las sombras, se van disolviendo mientras que la conciencia gana en profundidad y amplitud, nos volvemos cada vez más equilibrados y armónicos.

Una de las barreras que nos afecta es la barrera del miedo. El miedo irracional que aparece cuando nuestra conciencia da un paso más allá de si misma. Este miedo brota del desconocimiento que tenemos de nosotros mismos.

Es imposible saber quién soy si  niego algo que me pertenece. Tenemos que estar abiertos a conocernos en todo lo que somos, con  nuestras luces y sombras. Saber mirar el árbol de nuestros errores, de todas las emociones que nos secuestra, libera nuestra energía.

Nos olvidamos que somos espirituales que necesitamos alimentar esta parte de nuestra vida. Necesitamos alimentarnos para fortalecer está área que nos da fuerza y gran confianza. Ni  el mundo de emociones puede alterar esta parte de nuestro ser cuando lo fortalecemos en el día a día. Debemos volver a nuestra parte espiritual, debemos volver a nuestra casa.

Desarrollar el poder de la aceptación: Solo quien acepta  la realidad profunda de sus ser, entiende el verdadero sentido que tiene todo en la vida. La comprensión de la realidad no es indiferente, ni la aceptación es resignación. Lo real es que quien ha comprendido es porque conoce el poder de la aceptación.

Tenemos que comprender que la vida tiene como propósito el desarrollo de la conciencia y del reconocimiento que las leyes que rigen el universo son una manifestación divina. Cualquier circunstancia cumple un propósito de amor.

 Hay momentos que, ante la indefensión del ser humano en el mundo, ante el dolor y la limitación, solo cabe rezar.











martes, 3 de octubre de 2017

CÓMO DEFENDERSE ANTE LA FALTA DE RESPETO


Tenemos la obligación moral de respetar a cada persona por lo que es. No podemos pisotear su dignidad, ya que este hilo muy fino puede romperse de forma muy rápida.

Toda persona está en su derecho de sentirse ofendida si alguien atenta contra su dignidad. Toda  persona está en el derecho de defender su dignidad ante cualquier calumnia, ante cualquier agresión o ante cualquier  falsedad en su contra.

La persona tiene todo derecho de resentirse si siente que es ofendida,y hasta que no sea restituida su dignidad, la persona está en el derecho  de permanecer resentida el tiempo que le parezca necesario. Solo cuando  a la persona se le restablece su dignidad, viene la tranquilidad.

No olvidemos, entonces, la dignidad nadie nos otorga, nadie nos regala. Cada persona viene ya con este valor único. No somos nadie para pisotear a los demás y a su dignidad.

Nadie puede quitarnos u otorgarnos la dignidad. Simplemente ya somos dignos de consideración y respeto por el solo hecho de ser personas. La persona nunca puede tener un precio, ya que no es cosa. Si la persona  se ofrece por dinero pierde su dignidad,  pierde lo más valioso que tiene y se maltrata a sí misma.

El maltrato a nosotros mismos nos rebaja a nosotros mismos la dignidad. Debemos respetarnos y respetar a los demás. Tenemos los ejemplos de los esclavos, los judíos que sufrieron exclusión y de diferencia. Ellos fueron privados del respeto y la dignidad que merecían. Se les negó su condición de personas.

Debemos ser nosotros mismos, actuar de forma libre. La libertad es la esencia de la moralidad. No es cierto que solo nace la persona, sino que cada uno tiene la obligación moral de constituirse como persona digna merecedora de la oportunidad de realizar lo humano. Significa seguir las direcciones que uno se ha dado, tomando en cuenta lo que es correcto, no lo que uno cree que es correcto.

Características de una persona

Toda persona tiene un valor  que se llama dignidad, lo que la convierte en fuente de respeto y cuidado. Nadie puede ser tratado con deprecio y peor aún si su dignidad se ha visto disminuida por alguna carencia  o enfermedad. Tampoco se puede tratar a las personas como si fueran cosas, ya que ello implica  denigrarle y maltratarle. 

Tener dignidad implica también ser  vulnerable  y falible,que se equivoca o falla, por lo cual hay que ser comprensivo con  todos, ya que no somos perfectos.

Hay que recordar que cada persona es única, valiosa, compleja, dinámica, se relaciona consigo misma y con los demás. Si no se relaciona es porque algo le pasó y no ha aprendido a relacionar. La  persona  es independiente y suficiente, es única, original e irrepetible. 

La persona se relaciona, razona, habla, entiende, cuestiona y se cuestiona. La persona tiene capacidad de tomar decisiones sobre cómo vivir  porque razona.

Toda persona es valiosa  en  sí misma. Desde hace mucho tiempo la persona ha sido considerada como sagrada. Su vida es inviolable. Por eso tratar mal a una persona sería darle un trato impersonal, indiferente, de deprecio a su condición. Tratar mal a una persona no  sólo es infringirle un daño  físico, sino  que implica también olvidar su condición de  persona.

Cada persona tiene voluntad conciencia, gestiona conflictos, sabe lo que es correcto para ella y para cualquier otra persona. También gestiona lo que le apetece o es de su interés particular.

Una de las características más importantes de cada persona es su autonomía. Eso quiere decir que debe tener  libertad por ser un ser racional que tiene capacidad de establecer leyes morales. Lo esencial de la persona es la dignidad, es la libertad o autonomía. Ejercer la autonomía  es un deber que le corresponde a cada persona.

Tenemos como deber respetar cada condición personal y acompañarla para aumentar la dignidad, en los que no la tienen todavía ,como es el caso de los niños; hay que mantener la dignidad en el caso de aquellos enfermos que la tienen dañada y no rebajarla  bajo el  mínimo, en los que la han perdido del todo.